Por fuera: las vistas
El brindis tuvo su encanto, en la terraza de nuestra modesta morada; ya que no hemos podido tener la segunda habitación deseada, al menos contamos con unas buenas vistas: la Segunda avenida de norte a sur, el puente de Brooklyn, el río, Tudor City y la propia ONU.
supongo...
Por dentro: el cámping
El continente resulta fácil de explicar: un salón en forma de ele, un estrecho pasillo con un armario vestidor y un aseo, un dormitorio con baño y una cocina entre el pasillo y el brazo corto de la ele. Pequeño, pero con su encanto. El dormitorio y el salón son amplios, y se nos quedará una zona para nuestras comidas diarias bastante luminosa y apañada.
En cuanto al contenido, cuando nos mudamos teníamos comprados ciertos elementos del mobiliario, entre ellos los más importantes: la cama, el sofá, la mesa del comedor y la mesa del desayuno-comida-cena. Pues bien: la cama llegó y se fue porque estaba dañada, así que dormiremos un par de noches en la hinchable para visitas que, por previsión, ya habíamos comprado; el sofá vendrá dentro de unas seis semanas, con lo que hasta entonces nos hemos hecho con uno que captará sin duda la atención
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6spJZvO7j5FSzcN5tz9Dex-1kOtjnWP8wKqMpzhK00aatlyoiFyYxGc0KY0kZiBriXnnOrEYY2mgX4XJnRY6IpogCbkpxA2tv6SzCs6Xfx_cI1Yj0-YhepHf8MEvRBUse6Cg7D0LSZBls/s320/052811154406.jpg)
"Buy local"
Entre las actividades que implica toda mudanza, nos entretenemos abriendo cajas, rompiendo envoltorios, montando sillas... Pero, en ésta en particular, y puesto que tenemos que montar un piso casi desde cero (el barco con lo que mandamos no llegará hasta dentro de al menos quince días), otra actividad esencial es comprar, comprar de todo. Desde lo básico, como sartenes y ollas, hasta un gancho para colgar los coladores. En situaciones así, te das cuenta de la cantidad de cosas que das por hechas en cualquier piso y que se van acumulando como adquisiciones necesarias cuando empiezas sin nada.
Por suerte, tenemos cerca algunas tiendas bien surtidas y de buen precio; a veces, demasiado buen precio: confieso haber comprado tres vasos de chupito (no es que los fuera a usar mucho, yo, pero con algo teníamos que brindar) de -volviendo a los tebeos- superhéroes de Marvel, por cuatro dólares. Ahora bien, si encontrar variedad y precio no es excesivamente difícil, seguir la regla del "buy local" ya es más complicado. Aquí, como en casi todos los países que hace tiempo dieron la espalda a los sectores materialmente productivos y se rindieron a los encantos de los servicios, también se promociona y valora aquello que esté hecho en el país, quizá porque apenas queda industria propia. Encontrar una taza que no estuviera hecha en China me ha llevado cuatro semanas, y aún tengo mis dudas de que esté hecha aquí. Así que, para alegría del Banco Popular de China, me temo que la mayoría de nuestras compras, lo queramos o no, nos las están supliendo las afanosas fábricas chinas (las de Ikea, entre otras). Fuera de lo chino, aparte de la taza, hemos encontrado una vajilla japonesa y una fuente de loza "Made in Portugal". Ah, y creo que alguna toalla hecha en la India. Pero el "Made in the USA", como el "Made in Spain", está, para bien o para mal, de capa caída: los apartamentos, hoy, se visten con el "Made in China".
No hay comentarios:
Publicar un comentario