La playa
Al contrario del aire aristocrático que debía de reinar en los balnearios de Odesa, la playa de Brighton Beach se asemeja más a un Benidorm al que se hubieran llevado a pasar el día a todos los rusos de Altea. Tras desplegar la toalla, un barrido visual y auditivo hace pensar al playista que en lugar de tomar el metro hasta Brooklyn se ha teletransportado hasta alguna playa del Mar Negro: abundan las chicas y los chicos cuyo aspecto denota genes de Europa del Este: rubios y, reduciéndolo a una impresión simplista, "con cara de rusos". Pero, en la mayoría de los casos, la impresión se confirma, y cuando abren la boca abunda el ruso en el ambiente. Así, la estampa benidormense de toallas y sombrillas queda sólo desfigurada por la conversión del típico "¡¡¡CARLITOOOOOOOSSS!!! ¡¡Vente pacáááááá!!" en un "SASHAAAAAAAAAAA!!! Idí syudááááá!!!".
La comida
¿Puede existir algún lugar en Estados Unidos en el que no se sirva Coca Cola? Sí, existe, aunque socialmente está más cerca de Europa que de América. Se trata del "Café Glechik", un restaurante sencillo en el que uno puede ejercer el delicado arte de pedir comida en ruso (sobre todo si no recuerda cómo se dice hígado). Especializado en comida típica de Odesa, por suerte el menú en ruso tiene su traducción al inglés en el reverso.
Haciendo demasiado calor para el "borsch" (sopa de remolacha), nos animamos a pedir champiñones en salsa, pollo strogonoff y "pelmeni" gratinados, una especie de ravioli muy típicos de la comida rusa o ucraniana. Para beber, los rusófonos de las mesas cercanas tomaban té caliente, como se suele hacer en sus lugares de origen incluso en verano. Nosotros, viniendo de la playa, optamos por "compote", una bebida a base de mermeladas de bayas y... agua, puesto que al pedir Coca Cola nos miraron como si la hubiéramos pedido en un gulag de Siberia hace 50 años.
Coney Island
Por cierto, que aquí es donde se celebra el famoso concurso de comida de perritos calientes, patrocinado por un puesto de perritos cercano. El ganador de este año acabó con 62 en 10 minutos, 6 por debajo de su propio récord. El mítico japonés que ganaba hace unos años está peleado con la "Major League Eating" y no le dejan presentarse. Dónde quedan los conflictos de la NBA, cuando hay 60 perritos de por medio...
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